domingo, 11 de marzo de 2012

LA POLÍTICA DEL DISFRAZ






El político que acabó con la Guerra de Argelia fue Charles de Gaulle, este es el ejemplo histórico que siempre se cita para demostrar cómo en nuestras sociedades el político que más legitimidad tiene para actuar es aquel que en la oposición se muestra más frontalmente en contra de una situación dada. De Gaulle era un general, el líder de la resistencia francesa en Argelia durante la II Guerra Mundial, y su legitimidad era tal, que la actual derecha francesa todavía se articula en torno a su figura, en Francia derecha democrática y gaullismo son la misma cosa. Pues bien, fue él el que con mayor firmeza encarnaba los valores de la grandeza francesa, el que firmó la paz con la guerrilla argelina y favoreció la independencia de ésta en 1958.

Esto se produce por el miedo secular de las sociedades divididas políticamente a que sean engañadas por el contrario. Y esto es algo que se ha dado invariablemente en todas las sociedades y, por supuesto, también en la nuestra. El ejemplo más claro, diría incluso clásico, de nuestra democracia, es la política antiterrorista. El PP y PSOE en todas sus legislaturas, cuando han gobernado, han abierto negociaciones políticas para resolver este problema; felizmente la actuación de los dos partidos ha tenido un excelente resultado para nuestra democracia, la derrota mediante la legalidad democrática de un grupo que utilizaba la extorsión que genera la violencia para conseguir sus fines políticos. Pues bien, aún a pesar de producirse su derrota durante la última legislatura del PSOE, éste nunca pudo decir que el problema de ETA tenía un “final político”. La sociedad española considera menos “patriota” a la izquierda y, por lo tanto, cualquier relación fuera de lo estrictamente policial con el nacionalismo independentista es visto por ciertos sectores de la derecha española como algo parecido al colaboracionismo. Sin embargo, cuando el PP gobierna, el ministro del interior tiene la seguridad de poder decir que el final de ETA es político y que se está replanteando la estrategia del acercamiento de presos.

En resumen, el PSOE se tiene que ganar la confianza de los “patriotas” respecto a su relación con ETA y el PP tiene “patente de corso” para hacer o decir lo que quiera en gobierno o en oposición. Por dos razones, la primera es la creencia de que el PP es de los nuestros y no nos va a engañar y la segunda es que al considerar esto, el PSOE, como una política razonable y de Estado no la va a utilizar en contra del partido que gobierna.

Lo mismo se puede decir de la economía. El PSOE, al ser considerado defensor de los derechos sociales, del Estado y la burocracia y, a veces incluso, de ir en contra de la iniciativa empresarial, tenía que tener mucho cuidado a la hora de defender políticas keynesianas de expansión del gasto público. Zapatero, Rubalcaba o cualquier otro líder o simpatizante del PSOE tenía ciertas dificultades para una defensa pública de las políticas keynesianas en esta recesión. Estas políticas no son sólo necesarias para no perder determinados derechos sociales, sino también porque así estás condenando las posibilidades de una recuperación económica en el futuro. En cuanto Rajoy gana las elecciones la presión mediática de la derecha sobre el déficit se reduce, las relaciones con Merkel y los mercados son más fluidas (es uno de los nuestros) y es el primer presidente de un país europeo que abiertamente justifica una reducción más lenta del déficit público que el exigido por la troika europea, algo que a los socialistas les estaba vetado incluso en su pensamiento. Como en la política antiterrorista a este cambio del escenario en las políticas económicas también contribuye una oposición que está de acuerdo, también a nivel teórico, con una reducción más moderada del déficit público. Por lo tanto, el PSOE está condenado a situarse en un segundo plano a la hora de criticar el cambio en la política económica del PP, poniéndose, en este caso, el disfraz de la oposición responsable y constructiva. Este análisis también es válido respecto a la reciente subida de impuestos, cuando el PP en la oposición defendían el mantra de que sólo su reducción conduciría al crecimiento económico; la limitación del sueldo a los banqueros que han recibido una subvención pública, es decir, la intervención pública en la libertad de empresa y así, … un largo etcétera.

Pero al cambio en la política de un país no contribuye un único factor, también hay que tener en cuenta un gobierno que goza de mayoría absoluta y tiene las manos libres para implementar reformas “reales” o “ficticias” que den sensación de estar al frente de algo y, cómo no, un PSOE que, en el fondo, creo que había empatizado demasiado con aquellos que en el pasado eran sus rivales políticos, si no que se lo pregunten a Alfredo Sanz.

6 comentarios:

  1. Yo tengo otra interpretación: la pragmática del gobierno frente al poder de la ideología. Si nos encontramos con cambios tan radicales en la figura de políticos (como De Gaulle, o como Felipe González en el 82) es porque una vez que asumen las tareas de gobierno afrontan retos partiendo del desgaste de su oponente anterior en el poder y dejan su programa ideológico a un lado (acaba siendo muchas veces un lastre). Se guían más por el método de prueba y error que por puras inercias ideológicas, aunque las usen siempre que puedan.
    De la misma forma que el PP ha usado sus armas ideológicas para justificarse y desdecirse, el PSOE ha hecho repetidas veces lo mismo cuando ha estado en el poder. Unos se proclaman patriotas y acaban defendiendo el acercamiento político con ETA; otros se llaman partido de los trabajadores y fueron los primeros en proponer leyes laborales que atentaban contra la clase obrera etc etc etc...

    Tu amigo neoliberal

    ResponderEliminar
  2. Es evidente que el PP esta continuando una politica de apertura y consenso con el nacionalismo radical que iniciara el PSOE. Por tanto el PP ha incumplido su promesa electoral de instal a la ilegalizacion de los grupos de ETA -que aunque de momento no mata- sigue activa (véase los muchos detenidos en los ultimos meses) y sobre todo muy activa en sus brazos politicos legalizados: Amaiur, Bildu y Sortu, sin contar con los téntaculos seguidistas de casi todo el nacionalismo vasco, desde el PNV de Egibar o Arzallus, pasando por Aralar o Nafarroa Bai y sigueindo con Eusko Arkatasuna o Alternativa. Los mismos perros con muchos collares y una misma finalidad, la independencia de Espana, el sometimiento de Navarra y de las tres provincias francesas. El PP ha traicionado a las vivtimas, sus muertos y aislado a UPyD, unico partido digno que tenemos.

    ResponderEliminar
  3. Yo estoy de acuerdo con que el PSOE no se enfrente al PP en temas de terrorismo. Tengo que decir que me duele un poco que todos aquellos que acusaron a ZP, de traicionar a las víctimas, ahora permanecen callados con el giro en este tema del PP. Espero que todo sea para bien.

    ResponderEliminar
  4. Lo siento pero no me acaba de convencer el ejemplo de De Gaulle, al que asocio, no sé por qué, a Napoleón III, a Perón...
    Me explico. En 1958, De Gaulle no está en la política. El 13 de mayo de ese año, cuando van a investir presidente a Pierre Pflimlin, del partido demócrata cristiano francés y partidario de la negociación con el FLN, los militares, encabezados por Massu y Salan, constituyen un Comité de Salvación en Argel que exige el regreso a la escena política de De Gaulle.
    Pflimlin era de un partido de derechas ("uno de los nuestros") y no le dejaron, hasta el punto de provocar la caída de la IV República. De Gaulle fundaría a continuación la V República, pero la independencia de Argelia no se va a producir hasta 1962, con más de un referendum de por medio y con la oposición violenta de la extrema derecha.
    Creo que De Gaulle no favoreció la independencia de Argelia. Se la ganaron, en todo caso, los argelinos durante un conflicto largo y sangriento, en un contexto histórico de descolonización. De Gaulle lo que sí hizo fue evitar una guerra civil en Francia (en esto coincido con tu tesis).
    Creo también que los paralelismo con ETA son escasos, primero porque no hay colonialismo y segundo porque la derrota de ETA es evidente. Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. En 1958 De Gaulle retorna a la política, tras atacar los colonos franceses en conivencia con el ejército las oficinas del Gobierno General de Argel. Ante el miedo a la guerra civil De Gaulle retorna como ministro en mayo de 1958 y en junio visita Argel. En 1959 fue él el que aceptó el principio de autodeterminación del pueblo argelino e inició un proceso negociador que acabarían con el Acuerdo de Evián de 1962. El abandono de De Gaulle llevó a los colonos a organizarse en los grupos paramilitares de las OAS.
    Claro que el mérito es de los rebeldes argelinos, nadie se lo quita, pero el por pragmatismo facilitó el acuerdo y posibilitó que en el referendum la sociedad francesa votara con seis millones a favor y 16.000 en contra.
    Por otro lado el único paralelismo que hago en el artículo es el pragmatismo de algunos partidos políticos cuando llegan al poder y su legitimidad mayor si defienden aquello que es contrario a lo que defendía en la oposición, por otro lado, no establezco ningún paralelismo entre ETA Y Argelia repito, el paralelismo es entre De Gaulle y el PP, no sus circunstancias. Además la legitimidad de De Gaulle no es con la extrema derecha, sino con el centro de derechas o como diría Fraga la mayoría sociológica del país. Un largo debate que ya seguiremos en otro momento, pero muchas gracias por tu artículo y tus aportaciones.

    ResponderEliminar
  6. Gracias a todos por los comentarios que habéis hecho. A Ángel le quiero comentar que, entonces, la reforma laboral del PP es pura ideología ya que es una ley hecha por la derecha que atenta más que nunca contra los derechos de la clase trabajadora, como él dice.
    Al anónimo creo que su respuesta está bien como desahogo personal, pero tiene poca legitimidad porque hasta ahora UPyD nunca se ha visto en una situación de gobierno y, por lo tanto, no sabemos qué haría con presupuestos ideológicos que ha configurado en la oposición. Por último, a Pico y Pan le digo que estoy de acuerdo con que el PSOE no se enfrente al PP en temas de terrorismo, pero creo que el PP debería ser más leal cuando está en la oposición, ya no con el PSOE, sino con el Estado al que representa.

    ResponderEliminar